sábado, 16 de mayo de 2009

COMO HA LLEGADO LA BIBLIA A NOSOTROS



COMO HA LLEGADO LA BIBLIA A NOSOTROS



Antes de la invención de la imprenta, todas las copias de los escritos debían hacerse escritamente a mano, por esta razón se llaman manuscritos. Esta dio origen a una profesión: la de los escribas, escribiente, escribano, amanuense o copista, cuando un escriba tenía que hacer muchas copias de un escrito, como sucedía con los judíos que trascribían las Sagradas Escrituras, llegaban a tener un conocimiento intimo de su contenido y ser una autoridad en ello.

Los materiales en que se escribía en los tiempos antiguos eran muy variados; los diez mandamientos que Dios dio a Moisés, fueron grabados en lozas o tablas de piedra (Ex24: 12; 34:1 y 28) en otros lugares se han encontrado escritos antiguos en piedra, obeliscos, monumentos, lozas, en paredes o en pisos, en ladrillos que eran después cosidos, laminas de plomo, tablillas de madera, etc. Pero para los manuscritos de las Sagradas Escrituras, se uso primeramente el “papiro”, clase de papel preparado de una caña que crese en abundancia en el delta del rio Nilo y otros lugares. Posteriormente se usaron, pieles especiales preparadas, principalmente de dos clases: una de ellas de ternera, de cabra o de antílope, que se llamaba “Vitela” y la otra llamada “Pergamino” hecha de piel de carnero.

Los manuscritos antiguos de la Palabra de Dios están escritos en estos materiales, para escribir en ellos se utilizaban un pincel o una pluma, la tinta era hecha con humo del pez (brea) o extraída del calamar (tinta china), a pesar del alto trabajo y del alto costo que representaba hacer un manuscrito, de las Escrituras, se conservan muchos de ellos no todos de la misma antigüedad, ni todos completos.

Para la elaboración de los manuscritos, por parte de los judíos, se seguían normas muy estrictas, tenían la forma de una tira larga de pergamino de unos 30 o 40 centímetros de ancho, escritos en columnas trasversales, en cada extremo de la tira esta adherida un cilindro delgado de madera y sobre ellos se enrollan la tira, a esto se le llamo “Volumen”, que significa enrollado. De estos manuscritos había dos clases una para el uso en el templo y otros en la sinagoga y los otros para usos particulares, para los primeros deberían entre otras cosas observarse las siguientes reglas en su elaboración; todos los trabajos de preparación y ejecución deberían de ser por judíos, piel empleada debería de ser de un animal limpio y sin defecto, la tinta era preparada especialmente para ello, los renglones deberían tener la misma extensión y la misma separación, si al revisarlos se encontraban más de tres palabras que no estuvieran en la línea del renglón o le faltaba una sola letra o si dos letras se tocaban, el manuscrito era rechazado. Se podía utilizar para usos particulares, pero no para el culto. Pudiera parecer que todo esto fuera pueril, pero ellos sirvieron para que el texto, sagrado llegara, a nosotros con toda integridad y pureza.

En el margen de algunos manuscritos se han encontrado algunas anotaciones como comentarios, esto se conoce con el nombre de “masora”, que significa tradición. Los manuscritos de la era cristiana están escritos en griego e incluye el Nuevo Testamento, está escrito en forma de libro y se le conoce con el nombre de “Códice”, que significa libro en su elaboración desgraciadamente no se siguieron normas tan estrictas como la de los Hebreos. De estos códices se conocen muchos, la mayoría defectuosos e incompletos, los más importantes y valiosos son tres, a los que se les ha dado el nombre del lugar donde se encuentran o en donde fueron encontrados.

Estos manuscritos y todo cuanto se conocen en la actualidad, son la base de cómo ha llegado la Biblia a nosotros. Debido primeramente a la dispersión de los judíos y más tarde de la propagación de los cristianos, la religión bíblica llego a ser conocida y abrazada por muchos que no entendían los idiomas originales de las escrituras, así resulto la necesidad de traducirlas a otras lenguas. A estas traducciones de la Biblia se les llama “Versiones”.

Las versiones se pueden clasificar en parciales o completas, antiguas o modernas, oficiales o particulares, etc. También en “primarias” cuando la traducción es hecha de los idiomas originales al idioma traducido y secundarias cuando son hechas de otro idioma que nos son los originales, al idioma traducido (por ejemplo del Inglés al Español). Tratar en este articulo todas la versiones sería imposible, para eso necesitaríamos escribir un libro, por lo que nos enfocaremos a mencionar solo de de las bases para saber cómo las Escrituras Sagradas llegaron a nosotros.

Desde el cautiverio, algunos de los habitantes de Jerusalén, no entendían ya el hebreo antiguo, de aquí resulta la necesidad de traducirlas al arameo en la época de Esdras. Posteriormente por el año 285 antes de Cristo, Toledo Filadelfo, que reinaba en Alejandría (en Egipto), quiso enriquecer la biblioteca de aquel lugar con la literatura de los hebreos, reuniendo a los 70 sabios judíos para que tradujeran todos los escritos hebreos. Así apareció la versión griega del Antiguo Testamento. A esta versión se le dio el nombre de “Versión de los 70” y se le asigna con al abreviatura de “LXX”. Esta versión fue empleada por los judíos que Vivian fuera de las tierras Santas y posteriormente por los cristianos de la Iglesia primitiva.

Como el mundo en que se desarrollo la Iglesia primitiva estaba dominada por los romanos cuya lengua era le Latín, desde tiempos muy primitivos del cristianismo se hicieron algunas traducciones a ese idioma, pero con el tiempo fue necesario hacer una revisión a fondo de esas traducciones para tener un texto autorizado. En el año 383 de nuestra era, el obispo Dámaso confió la tarea a Jerónimo, el padre mas erudito de la época, quien tradujo el Nuevo Testamento del griego al Latín y luego el Antiguo Testamento, tomo como base la versión LXX y comparándola con los originales hebreos. A esta versión s ele conoce con el nombre de “Vulgata Latina”, comúnmente la Vulgata. Esta versión llego a ser la oficial autorizada por la iglesia romana. Después de la reforma (1517) principada en Alemania por Martin Lutero, se despertó un interés profundo por el conocimiento de la Biblia, lo que creo la necesidad de traducirla a los idiomas modernos.

1. Primeras versiones Española

Tal vez la más antigua fue ordenada por Alfonso el Sabio en 1280, es una versión secundaria tomada de “La Vulgata”. En 1430, el rabino judío Moisés de Arrajel tradujo el Antiguo Testamento, tomando como base la versión LXX. En 1530 se tradujo de “La Vulgata”, los cuatro evangelios para los reyes católicos Fernando e Isabel, a esta versión parcial se le llamo “Vita Cristo Cortujano”. Por esta época aparecieron otras versiones en español no completas, como el de Francisco Encinas en 1543 y la de Ferrara en 1557.

La siguiente versión importante española que no a podía ser igualada en belleza y exactitud, es la versión de Casidoro de Reina; esta versión primaria, hecha directamente de los originales
Terminada en 1567 y publicada en 1569; fue revisada más tarde por Cipriano de Valera, la que se publico revisada en 1602. Esta es la Biblia que nosotros usamos, por eso, al final de estos artículos le dedicare un detalle especial.

2. Otras versiones Españolas

El padre Felipe Scio de San Miguel tradujo “La Vulgata” al castellano y fue publicada en 1794. Posteriormente Don Félix Torres Amat, Obispo de Barcelona, publico una nueva versión también de “La Vulgata” en 1824. Estas dos versiones son católicas romanas, contienen los libros apócrifos (de los que nos coparemos en el siguiente capítulo).

En 1893, la Sociedad Bíblica Americana publico una versión española llamada “Versión Moderna” hecha por el reverendo H.B. Pratt, quien con la cooperación de algunos ministros evangélicos Latino-americanos hizo en la ciudad de México. Es una versión primaria hecha de los originales.

En el concilio católico romano de Trento (1545-1563), convocado por el papa Paulo II y terminada por el papa Pío IV, en su tercera sesión acordó, que la versión bíblica de “La Vulgata”, debe ser la versión oficial de la iglesia de Roma, desde entonces todas la versiones católicas fueron tomada de aquella. Hasta que se celebro el concilio del Vaticano (1942-1943), el papa Pío XII declaro que el sentir del concilio de Trento no fue tomar “La Vulgata” como texto obligado, sino el contenido de los libros, incluyendo los que nosotros llamamos apócrifos, por tanto era imposible hacer traducciones que no fueran de “La Vulgata”, pero incluyeron los apócrifos. Así entonces se han hecho nuevas versiones católicas romanas en español en la época moderna; las más importantes son:

· Versión de Nácar y Colunga, publicada en 1945.
· Versión de Bover y Cantera, publicada en 1947
· Versión de Juan Straubinger, publicada en 1952
en Argentina. De ella se dijo que era la primera versión hecha en América Latina, lo cual no es verdad, pues la primera fue versión moderna, hecha por el Reverendo Pratt en México en 1893.
· Versión Bíblica de Jerusalén, traducida primeramente al francés por Desclée de Brouwer, precisamente en Jerusalén. La versión española se hizo en 1960 tomando como base la francesa, pero consultando los textos originales, por un equipo de eruditos españoles, estas son las principales versiones modernas católicas romanas de la actualidad.
· En 1967 apareció en español la versión llamada Traducción del Nuevo Mundo, hecha por la torre de vigilia de los Testigos de Jehová. Se tomo como base la versión inglesa de 1961 pero se consultaron los textos originales, esta versión tiene en cuenta la doctrina y forma de pensar de los autores, por tanto es tendenciosa, que pretende de justificar esa forma de doctrina.

Por último se han publicado versiones de la Biblia en lenguaje popular, que además de ser vulgar, contiene un lenguaje y forma de expresión no de acuerdo a las ordenanzas de Dios.

martes, 5 de mayo de 2009

TRANSMISIÓN DE LA BIBLIA

TRANSMISIÓN DE LA BIBLIA

Entre el tiempo que fue escrita la Biblia y nuestros días, han pasado muchos siglos, y surgen preguntas: ¿Cómo se formó la Biblia y cómo ha llegado a nosotros?
Sin duda la primera forma en que fue transmitida la Palabra de Dios fue por tradición oral. Es decir, contándola de padres a hijos, sabemos que en la antigüedad era muy usual que las composiciones literarias se aprendieran de memoria y que se transmitieran así de padres a hijos. Dios mandó a su pueblo que aprendiera sus palabras y las enseñara a sus hijos (Dt. 6:6-9) pero como la tradición oral tiende a olvidarse o degenerarse fue necesario que la Palabra de Dios quedara escrita, por ello el Señor eligió a quienes deberían escribirla y dar con ello testimonio inalterable de los Mandatos Divinos. Así se inicia la transmisión escrita.

Como las distintas partes de las Sagradas Escrituras tuvieron su origen en diferentes lugares y épocas, es probable que al principio existieran en forma aislada. Aunque cada autor escribió sabiendo que era inspirado por Dios, es probable que no pensara que sus escritos deberían formar una colección y un solo libro, esto sucedió por la gracia de Dios; cuando los hombres sintieron la necesidad de hacer una colección autorizada. Desde épocas muy remotas los judíos tenían una clara idea de sus libros inspirados y los profanos, ya que había una regIa que decía: ''Solo los libros inspirados deben salvarse en caso de incendio en día sábado “.

Antes de la cautividad no encontramos una colección oficial, es cierto que Moisés ordenó que el "Libro de la Ley" (que incluía los cinco libros que él mismo escribió, llamados Pentateuco), fuese colocado al lado del Arca de la Alianza (Dt. 31:26). Más tarde le fueron agregados los escritos de Josué (Jos. 24:26). El Libro de la Ley se menciona en 2 Reyes 22:8 e Isaías menciona el ''Libro de Jehová", que parece ser una colección de profecías (Is. 34:16).

Después del cautiverio al regreso a su patria, se despertó en los judíos un sentimiento de nacionalidad y religiosidad que los llevo a querer conocer sus orígenes, su historia, sus leyes y los mandatos que Dios había dado a su pueblo; de aquí resulto el interés en la colección y conservación de los escritos religiosos. Según la tradición judía, Esdras, a quien se le conocía como el hábil escriba de la ley de Moisés (Esd. 7:6), nombró a un grupo de sabios eruditos judíos; grupo al que se le llamo Gran Sinagoga para que reuniera en un solo libro todos los escritos sagrados. Después de la muerte de Esdras, parece que ese colegio de eruditos continuó coleccionado los escritos hasta concluir con la profecía de Malaquías, conocida entre los judíos, como el Sello de la Profecía.

En esta forma quedó concluido el Antiguo Testamento, como mención histórica cabe asentar que el catalogo completo del Antiguo Testamento fue encontrado en un manuscrito judío que data del año 130 antes de Cristo, luego Filón que vivió del año 20 antes de Cristo al 40 después de Cristo menciona los libros de sus escritos. Después Flavio Josefa, el célebre historiador judío quien vivió entre los años 35 y 100 de nuestra era, los llamó Divinos y añade que después de Malaquías no había ya ningún libro inspirado y que nadie se ha atrevido a agregarle ni a quitarle nada, ni hace ningún cambio en ellos.

A partir de la era cristiana, la iglesia primitiva contaba solo con el Antiguo Testamento, pero su rápido crecimiento, tanto en número de creyentes como en distancia, requirió que para evitar deformaciones, los apóstoles escribieron la vida y obra del Señor Jesucristo; así aparecen los evangelios, luego se agregó la historia del movimiento misionero. Al paso que el número de creyentes y de iglesias iban en aumento, las exigencias de su instrucción y disciplina dieron lugar a las Cartas o Epístolas que eran dirigidas de los apóstoles a las congregaciones. Finalmente cuando el Señor entregó a Juan su profecía de Apocalipsis para mostrar las cosas que serian después, quedó completo el Nuevo Testamento.

Al conjunto de libros que merecen ser considerados como inspirados se les ha dado el nombre de CANON, esta palabra se deriva de una voz griega que significa “caña”, de aquí tomo el significado de una vara de medir o regla; por ello, al referirnos al catalogo general de los libros de la biblia, los llamamos “Canon”; así decimos: el Canon de la biblia consta de 66 libros. Por extensión a los libros no inspirados y que consideramos que no son las palabras de Dios, seria libros no canónicos. Los 66 libros que forman la biblia, son todo el Canon completo, al que no falta ni sobra nada, el la palabra de Dios. Esta afirmación la hacemos porque nos parece que Dios, quien cuido de preservar del error a aquellos que escribieron los libros, no podía permitir que algún libro que Él había inspirado, se extraviara.